Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 9 de junio de 2017

Un prólogo


De los numerosos libros con versos ya publicados, el vate rescata la "Nota preliminar" a Calcetines rojos (Madrid: Calambur, 2004), que todavía se ajusta a alguno de mis modos de pensamiento y conducta. Lleva en cubierta las huellas -reducidas- de mi hijo Javi, que pisaba con calcetines rojos y dejaba huellas.


NOTA PRELIMINAR

Vivir produce vejeces, enfermedades, carencias, accidentes, melancolías y otros tipos de inconvenientes previos a un desenlace fatal y que, como vemos por el empeño de la gente, deben de ser menores que el placer que produce vivir y vivir y vivir. Vivir perjudica peligrosamente la salud.
Bien es verdad que la travesía no nos permite demora alguna y que no llevamos más compartimento que la memoria para conservar sabe dios qué. Con la memoria y la imaginación maquinamos vida.
La imaginación no suele aparecer en todos los diccionarios de filosofía, pero fácil es su definición: zona humana fuera de control, cuyas desmesuras se intenta inhibir o reducir mediante el expediente de señuelos que dirigen su actividad hacia algún cul de sac.
Todo esto tiene que ver con la actitud marginada de la poesía, en donde se cruzan memoria e imaginación para entregarse a tareas reflexivas –comunicables o no– que no producen ningún bien digno de publicidad en los medios –como se dice ahora– y que, en consecuencia, vocean solo de vez en cuando a los oídos del corazón de algún individuo solitario.
Competencia de los poetas es, por tanto, resueltamente:

Dibujar el mapa de la incomprensión; restaurar la tristeza natural; hacer causa común con árboles y plantas; conseguir no contaminarse con las jergas políticas, religiosas y académica; fluir como el agua por entre todas las cosas; guiñar el ojo a las damas o varones sin amor; no admitir a trámite argumentos y sus derivados sobre la calidad geográfica de las personas; tararear “cielito lindo”; evitar que los niños crean sistemáticamente y por principio a los adultos; beberse con ruido una taza de chocolate; mirar y mirar; mostrarse incompetente para casi todo; evitar que nadie enumere funciones o virtudes de los poetas y sus consecuencias naturales, los poemas: poner nerviosos a los que organizan; irse de picos pardos; hacer trizas; vestir calcetines rojos pertinazmente; caer de bruces en brazos de los vicios; hablar a solas;  negarse a discutir si se dice “poetisa”; ampliar el campo de lo que es gratis; conseguir que todo sea gratis; definir en el diccionario de la rae lo que significa “gratis”; elegir con el presidente del tribunal constitucional  (o del supremo) en un todo a cien unos calzoncillos floreados; dejar para la posteridad un tratado sobre los usos del beso, delimitándolo adecuadamente del mordisco; buscar palabras para las resonancias de la pasión; indagar el porqué de la luna; pasearse por el verbo ser.

Creo que no se me ha olvidado nada.



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