Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

lunes, 31 de octubre de 2011

Buscando hojas en el botánico

Liquidámbar

Sé dónde están las mayoría de los árboles que decoran el otoño al cambiar de color, porque no son muchas en los otoños madrileños, muy breves: los arces, algunos tejos, los kakis, el árbol de júpiter.... Los cuatro o 

tejo
cinco ejemplares de árboles de esta última especie son los más llamativos en el conjunto del Botánico madrileño, que durante estos días –durará poco– también nos ofrecen cosecha de frutos: madroños, serbales, pináceas, etc. con alguna curiosidad como es  el evonimo alado, los cornus (el sanguino y el de Florida). Casi ninguna flor –dalias ajadas, menudas tagetes, hortensias deshojadas....–. 

árbol de júpiter
Cornus sanguinus
Evónimo alado
diospyros kaki
Cornus florida

Tejo "distichum"



Serbal de los cazadores
Árbol de júpiter


Diospyros

domingo, 30 de octubre de 2011

"Y el tiempo va...."

Senderos y plazoletas del Retiro (octubre 2011)


....y el tiempo va, recordará haber sido,
se vestirá como acostumbra el año;
tendremos que ir viviendo cada día,
llevar con dignidad este cansancio.

Otoño viene con color de luna
encendiendo hojas y dejando ramos
desnudos y vacíos, que dibujan
esqueletos en el cielo y garabatos.

Los robles más recientes van deprisa;
con gracia un liquidámbar a su lado
casi llega  a arco iris mientras cede
que roben el verdor de sus veranos.

El tiempo va, y nosotros, temerosos,
cerca del verbo ser acurrucados.

Los robles recientes van deprisa

El liquidámbar cede su verdor

sábado, 29 de octubre de 2011

Un ejemplo de CHINA DESTRUIDA (33-66)

Retrato de intelectual con prisas
El día que se limpien los cristales
mi casa quedará resplandeciente;
me ganan las batallas sin remedio
la plancha, las fregadas y los muebles...


esto de ser intelectual activo
es tarea o de guarro o de indigente,
el espíritu va siempre en pañales,
el hambre acucia, la suciedad crece.

Ya no plancho toallas ni camisas;
trabo al azar las rimas, según vienen;
no leo lo que escriben mis colegas,

cocino en una tarde para siete...
días de la semana, duermo poco,
y leo a Gabilondo en el retrete.

viernes, 28 de octubre de 2011

Carlos V domina el Furor (II)




Al comienzo de este blog, hace más de un año, di entrada al "baile de las estatuas", y me refería a la famosa escultura de Pompeo Leoni, cuyo original está en el Museo del Prado. Nuevos datos y matizaciones me han llevado a reponer la entrada adecuadamente.

Soneto de Quevedo

Las selvas hiço navegar, i el Viento
Al cáñamo en sus velas respetaba,
Quando cortés su anhélito tassaba
Con la necesidad de el movimiento.
Dilató su victoria el vencimiento
Por las riberas, que el Danubio laba.
Caió África ardiente, gimió esclaba
La falsa religión en fin sangriento.
Vio Roma en la desorden de su gente.
Sino piadosa, ardiente Valentía;
I de España el rumor sosegó ausente.
Retiró a Soliman, temor de Vngria,
i por ser retirada más valiente,
se retiró a sí mismo el postrer día.

[Edición paleográfica, a partir de El Parnaso Español, 1648, f. 7)

En 1556 viene de Italia la estatua de “Carlos” (dominando el Furor, como se le llama luego). En diciembre de 1568 muere el inquisidor Fernando de Valdés. Su sepulcro en Santa María la Mayor de Salas (Asturias) es obra de Pompeo Leoni, el escultor de moda, al menos desde que se expusieran algunas de sus obras, entre las cuales, la de Carlos V ya había recibido el aplauso poético de Quevedo, cuyo epígrafe, cuando se publica, documenta que se exhibía en Aranjuez. El contrato de Pompeo Leoni para labrar el señpulcro del inquisidor en Salas puede verse en el Protocolo 280 (AHPM, diciembre de 1576):



Curioso el baile de personajes y de estatuas, que taje a colación por la exposición del Museo del Prado, El arte del poder (comisario: Álvaro Soler), en donde se expone. La estatua viajó a España al tiempo que volvía don Diego Hurtado Mendoza de Italia y al mismo tiempo que se leía el Lazarillo. El diplomático español fue quien en realidad facilitó –por su amistad con el pintor– los Tizianos de Carlos V; y quizá también se dejó pintar (¿). Me ha sido francamente difícil documentar la figura de don Diego, que en descripciones literarias pasa de ser “de gran proporción” y “extremadamente feo” a ser “muy moreno de rostro”, “agraciado”, pero pequeño de estatura… A lo mejor alguien me puede añadir documentación fiel, autentificando el Tiziano que dice representa a don Diego, verbo y gracia. El caso es que la estatua de Carlos V y el furor ha venido bailando por Madrid y los alrededores. Un dato que desconocía antes es que Alfonso XII mandó hacer dos copias, una de ellas está en el Palacio Real; la otra estuvo en el Alcázar de Toledo. Vi, con asombro, por televisión, que la del Palacio Real se exponía bajo las escalinatas de la entrada, ¡cuando se organizaron las conversaciones de paz entre palestinos e israelitas, hace unos años! Creo que ninguna de las partes que entraron en conferencia de paz alcanzó a identificarse con el furor pisoteado y vencido. Menos mal. Anduvo también la estatua en diversos lugares de la capital, incluso en lugares públicos, como en la plaza de Santa Ana; pero como todo el mundo sabía que la armadura se montaba con piezas distintas que el cuerpo que vestía, los menos respetuosos intentaban desmontar las piezas para buscar directamente la hombría del Emperador. 

Por la historia y polémicas sobre su ubicación ha pasado buena parte de la historia de España, pues de Aranjuez, la Casa de Campo y la Plaza de Santa pasó al Buen Retiro e incluso a ocultarse. Solo cuando alcanza el marchamo de obra "histórica" plenamente consigue zafarse de significados simbólicos.
Para el baile de personajes, con Fernando de Valdés al fondo, bastaría con recordar casos como el de la vuelta del padre Las Casas a Valladolid, en donde muere en 1566; sacan entonces de San Gregorio sus obras para entregárselas a Juan López de Velasco, como Cronista de Indias, mientras al fondo suena el órgano del palentino Antonio de Cabezón,  el organista real, que también acaba de fallecer. El mapa humano de aquellos años es tan rico y complejo como sugestivo.
Quevedo publica ese soneto en su edición póstuma (de 1648): es el tercer poema de la musa "Clío", para satisfacer su ideología bélica. 


Espacio común y mosca en la oreja. EUROPA, NO

Creo que podríamos empezar a decir directa y llanamente EUROPA, NO, y ni siquiera con esas salvedades piadosas ("así no...", "con esas características...."). EUROPA, NO. Ya no es siquiera una renuncia porque se nos haya engañado mediante ese desvío financiero, mercantil, capitalista que ha arrojado a la miseria a millones de personas, es que la famosa identidad europea es una tomadura de pelo y a estas alturas ya resulta hasta lamentable ese intento de pérdida de identidad –entrañable, compleja, rica, modelada por la historia....– de los países menores  (Portugal, Grecia, Irlanda, España....) zarandeados como masa de futuros consumidores por los más poderosos (Alemania, Francia....) que parece que interpretan lo del "espacio común" para vendernos sus productos y engrandecer su mercado, porque lo que es más cierto y evidente a estas alturas es que no se trata de un espacio común cuando se trata del trabajo, el nivel de vida, la protección de sus industrias y su comercio, etc. es decir, para todo aquello que signifique un descenso de su nivel de vida "económico": espacio común quiere decir que los países y las gentes menos favorecidas tienen que pasar un calvario imposible para alcanzar el estatuto de europeos. Y que todo sigue no igual, sino peor. Pues no. Espacio común, NO.

Si los políticos –con sufijo "castros"– fueran consecuentes con lo que está ocurriendo crearían uno de esos gabinetes de "crisis" que empezaría a trabajar para que nos devuelvan a una Europa plural, rica, en la que iban a funcionar valores sencillos de las gentes, al margen de grandes intereses mercantiles y financieros. De todas maneras, seguimos intentando hablar inglés, nos encanta chapurrear francés, nos enamora el portugués, luchamos con el alemán, nos asombran las otras diez lenguas.... y cada vez que viajamos nos vemos distintos, dichosamente distintos es nuestros hábitos, costumbres, lenguas, culturas, haceres, historia...

Que no nos maltraten más. Que no nos engañen más.

Las gentes, los pueblos, la cultura, las diferencias, las lenguas..... de Europa, sí.

EUROPA, NO.

jueves, 27 de octubre de 2011

El Conde de Villamediana: ajustando datos

Antes de dar a conocer el corpus documental referido a Villamediana, voy a ir ajustando algunos datos que me parecen necesarios, y entre ellos el del último viaje del Conde, de vuelta de Italia, a Madrid, que si en Cotarelo era "hacia últimos de 1617", años después, Rozas lo sitúa ya, por nueva documentación, en 1616. El documento que publico ahora (del AHPM) ya nos trae a junio de 1615, y es muy curioso también por lo que dice: aparentemente Villamediana otorga poder para recuperar parte de la hacienda que le ha sido "executada" por deudas mientras ha estado fuera, en Italia, pues otorga un poder a un platero, Pedro Pérez Carrión, para que recupere joyas, diamantes, tapices, muebles, etc. En realidad es bastante más complicado, pues el Conde inicia entonces una serie de operaciones financieras por las que va a vender prácticamente casi todos los cargos de correo mayor: empieza por el de Valencia, cuya venta está en el mismo protocolo. Otros legajos nos irán informando de que las deudas que le ha dejado el padre, Juan de Tasis, son desorbitadas y que el presunto mayorazgo que quiso fundar carece de capital. Villamediana trata de zafarse de estos cargos (por ejemplo el de correo mayor de Nápoles, que por otro lado tiene cedido de por vida), para liberarse de las deudas y para disfrutar de dinero contante, pues es verdad –y eso también sale en la documentación, en la suya y en la de su buen padre– que se podía gastar varios miles de ducados en unos jaeces de plata, en una cinta con brillantes o en cualquier otra chuchería.



El documento se lee mal, dañado como está por la humedad, pero lo esencial es lo que he resumido en el párrafo anterior. De todas maneras, esa es la razón del tamaño en el que van, por si alguien quiere intentar leerlo detenidamente.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Al cruzar el otoño, en el Retiro

Caminos que terminan en caminos
bancos solitarios
robles encendidos

plazoletas y bancos solitarios

por bóvedas trenzadas de castaños


No cabe tanto otoño en el Retiro,
parece un festival de viejos ramos;
recogieron las lluvias los senderos,
cantan las hojas secas nuestros pasos;

por la mañana hacia el Archivo cruzo
por bóvedas trenzadas de castaños;
surge un bosque de robles encendidos,
plazoletas y bancos solitarios,

caminos que terminan en caminos;
andar y andar y andar, ¿adónde vamos?
quiero decir lo que el otoño dice,
lo que me va diciendo cuando paso.

Hasta la puerta de Murillo llego;
me espera en el archivo Alonso Cano


Puerta de Murillo, al entrar

Puerta de Murillo, al salir

cantan las hojas secas nuestros pasos


martes, 25 de octubre de 2011

"Vuelves a ser como un adolescente...."

No cabe tanto otoño en el Retiro
acorralado y triste porque vino
cerca belleza a emocionarte mientras
te refugiabas en las apariencias

de lo que apenas entendías cuando
ya no podías comprender aquello
que te ocupaba pensamiento y vida
como si fuera lo único existente

y un remolino de sensaciones hondas
incontrolables casi ajenas mágicas
te zarandeaba la verdad del sueño
y sometía tu pasión a versos

acorralado sin saber entonces
porque belleza se dejó en tus ojos

Alonso Cano y Quevedo, una historia del Siglo de Oro


Del taller de pintura de palacio a la calle Hileras apenas hay unos veinte minutos de camino, si se va, como es lógico, atravesando el huerto de la Priora, de manera que cuando don Alonso llegó ya tarde a su casa le extrañó encontrarse con la puerta del obrador abierta. Era el diez de junio de 1643 y la luz del atardecer madrileño coronaba de amarillos los tejados de palacio y de la iglesia de Santa María, de manera que entró en la casa con la luz del día enredándose con la penumbra y subió hasta el aposento donde sabía que su mujer descansaba, pues le habían sangrado hace poco, y se había quedado en la cama. Allí seguiría, quizá dormida, pues no salía ruido de la casa. La extrañeza fue en aumento cuando vio el desorden de la entrada, el de las estancias, el de la cama, en donde se intuía la presencia de un bulto, quizá de un cuerpo. Unas horas después el revuelo en torno a la casa del “pintor del Conde Duque”, don Alonso, era completo y las gentes se arremolinaban: al parecer el cuerpo de su joven esposa yacía en la cama, cosido a puñaladas, y no se sabía dónde estaba el modelo, aquel mendigo joven y macilento que le estaba sirviendo, desnudo, para los varios encargos de cristos crucificados que el pintor Cano había terminado o estaban a medio hacer. 
Sacado de su casa entre alguaciles, don Alonso fue llevado a la cárcel de la Villa, entre comentarios de los vecinos que más de una vez le habían oído discutir con su joven esposa, demasiado joven quizá para un hombre ya maduro. Contaron los alguaciles que el cadáver sujetaba en la mano una mata de pelo del presunto asesino; pero que eso no era prueba concluyente, pues el pintor hubiera podido pagarle para que cometiera el asesinato. 
Durante los días siguientes se extendió el rumor de que en la cárcel, Alonso Cano había sido sometido a un duro interrogatorio, aplicándole incluso tortura, sin que llegara a confesar nada. De hecho, poco después desapareció del barrio y de Madrid, sin que nadie supiera a donde se había ido a superar el amargo trance y a huir del escándalo. Se dice que se había refugiado en un monasterio valenciano. El caso es que muchas cosas quedaron por hacer o por terminar, tanto en el obrador de su casa en la calle Hileras, como en el taller de los pintores en Palacio, en donde se tuvo por prudencia descolgar dos cuadros representando viejos reyes, de los mejores de una serie que adornaba el salón dorado de Palacio.
Sin embargo la huella de aquel crimen se fue difuminando poco a poco, y Alonso Cano volvió un  buen día a sus tareas normales en Madrid. Nadie le reprochó nada, tampoco cuando volvió a Granada, su tierra, en donde volvió a casarse y a trabajar para la iglesia, sobre todo en la catedral.  La verdad es que aún tendría larga vida y mucha tarea artística.


A su vuelta a Madrid, sin embargo, le busca o se encuentra con él José González de Salas, el erudito amigo de Quevedo, que había ayudado a preparar la edición de sus poesías, sin alcanzar a terminarlas. El Conde duque ha desaparecido del mapa (en enero de 1643) y Madrid anda revuelto: vuelven algunos de los represaliados, desterrados, condenados, entre ellos había vuelto don Francisco de Quevedo, al comenzar el verano de 1643, que ha pasado un año en la corte, antes de viajar a La Torre y luego a Villanueva de los Infantes, donde acaba de morir (setiembre de 1645).
Alonso Cano que había coincidido con Quevedo durante el trágico año de 1639, en el círculo del mismísimo Conde-duque, había dejado de esculpir la estatua –es un busto– de Quevedo, cuya figura física sin duda le atrajo, cuando el escritor fue sorprendente y repentinamente detenido y llevado al convento de San Marcos de León. Por eso se aviene a trabajar con González de Salas, los dos son "perdedores", para dibujar los grabados de la colección de poesías (póstuma). El pintor dibuja una preciosa lámina de Quevedo laureado; y luego concierta que sean más, tantas como musas, que son las que aparecen en la edición El Parnaso español (1648). Sin embargo, el busto, queda sin terminar, como le comenta a su discípulo Herrera Barnuevo.


lunes, 24 de octubre de 2011

Un libro sobre libros

Me gusta que corresponda dar noticia –como es usual en este blog– de un libro sobre libros recién aparecido, lo que puede ser una prolongación del recuerdo hacia el colega, amigo y maestro Jaime Moll, cuyo juicio yo buscaba cada vez que aparecía una publicación como este.



Jaime Moll

Mientras trabajo en la Sala Cervantes de la  Biblioteca Nacional de España, me llega la noticia de que Jaime Moll ha fallecido el jueves pasado. 
Jaime Moll solía venir también muchos lunes a esta sala, y charlábamos brevemente sobre los asuntos que nos interesaban: que si el Lazarillo, que si Villamediana, que si Quevedo....; desde que conseguimos celebrar el Título Propio sobre "Recuperación e Investigación del Patrimonio documental" fue nuestro profesor, quien enseñaba la historia y características del libro antiguo español. Y lo digo porque durante la edición (la III) del año pasado fue la última vez en la que nos sentamos a hablar despacio de todo.
Hace poco, muy poco, me mandó un correo para justificar que no hubiera podido asistir a una conferencia en la BNE sobre el busto de Quevedo, pero me comentaba, sin embargo, que tenía recogidos datos del AHPM sobre gafas y antojos, y me los enviaba gentilmente –y los he utilizado en la versión escrita que aparecerá dentro de poco. Eran esos datos que él iba copiando e integrando poco a poco en sus investigaciones, para corregir o elucidar con primor, acierto y una buena dosis de humildad las circunstancias de edición de La Celestina, El Buscón, las novela ejemplares, la obra de Villamediana.... y tantos y tantos temas sobre los que él ha ido ajustando fechas, datos y circunstancias.
Será muy difícil encontrar quien nos ayude a partir de ahora en estas tareas; recibir la ayuda sencilla, cordial, precisa en estos términos:

Querido Pablo: No pude asistir a tu conferencia sobre antojos, pero he seguido los problemas y esperaba localizar el inventario de un librero que transcribí hace años. Te adjunto los asientos que se refieren a los antojos.
Un abrazo, Jaime Moll

AHPM, 2180, fol, 532 recto. Inventario de los libros de la viuda del librero Pedro de la Torre (1608) 
Al final del apartado: 
LIBROS QUE ESTAN EN CASA EN PAPEL
‑ la erramienta de açer antojos, en doçintos reales....   200 
‑cien bidrieras de beneçia grandes, a dos reales y medio, montan ............. 250 
‑ cien pares de antojos, a tres reales, montan ........   300 
‑ seis lomos o troncos de suela del friginal, a beinte y cinco reales, monta .................................   150
‑ cuatro balustres de azero para antojos, a ocho reales, monta ..............  032 
‑ diez y ocho pares de antojos de christal de roqua, a ocho reales, monta ....................................   144 
‑ doze  bidrieras despejos, a cinco reales, monta ......   060

Querido Jaime: Ya he añadido los datos que me envías al trabajo sobre el busto de Quevedo. Muchas gracias. 
Te seguiré leyendo y controlando lo que se escribe sobre el Siglo de Oro con todo lo que nos has dejado dicho.
Y un gran abrazo para Mercedes.





domingo, 23 de octubre de 2011

Luz de tarde en el Retiro


Prepararemos pisto esta velada
junto a los pinos del Retiro alzados
para dejar que con nuevas luces
otoño diga que se fue el verano

será que vuelve lo que el tiempo dice
cuando se acerca a despedirse cuando
cambia sus noches y la luz de luna
deja en las hojas su cantar dorado

será que siente este fluir continuo
que una estela de sueños va dejando;
resistiremos al invierno próximo
en un recuerdo azul agazapados

luz de la tarde en el retiro deja
una estela de adverbios fatigados

Los pinos del Retiro alzados

sábado, 22 de octubre de 2011

En defensa de la enseñanza pública en una mañana de otoño y crisis




Eso es lo que era hoy por la mañana una parte del viejo madrid, la que desde el arranque de la calle de atocha sube hasta la plaza de benavente: hubo un momento en el que todo ese trayecto, de aproximadamente un kilómetro, estaba cubierto de gentes, maderas, carteles,  músicas.... que protestaban contra los ataques a la enseñanza pública, a la que se degrada por todos lados, para que pueda emerger como solución el triunfo de la enseñanza privada, es decir, del capital.
Hago una pausa para añadir que desde ahora y para en adelante voy a recuperar esa palabra, antaño desgastada por vaivenes históricos, pero que es la que mejor define –lo hace casi perfectamente– la situación actual: el triunfo del capitalismo, es decir, del dinero, el mercado y su poder. Como esta no es una nota de teoría política ni económica, no hace falta que me extienda ni que ponga notas eruditas a pie de página. Vuelvo ahora a la reunión de gentes de la calle atocha.

Es difícil ilusionarse con algún tipo de medida que avale que la educación pública es la mejor herramienta igualadora en una sociedad injusta que ha abierto ya fracturas tremendas entre sus gentes y que se encarrila hacia su descomposición; es difícil, para que esas ideas se extendieran, discutieran, etc. haría falta, primero, el carril de los sistemas de educación, que ayudaran a que las gentes pensaran por ellas mismas; y haría falta sobre todo que los objetivos de quienes ya rigen nuestros modos de convivir quisieran realmente alcanzar ese equilibr¡o social, el que no ahonda en las diferencias entre los que tienen y los que no tienen.
Sin embargo, la manifestación acercaba e integraba a quienes allí habían acudido, les daba fuerza, les enseñaba la imagen de la solidaridad, les ennoblecía: la mañana otoñal era de fiesta y celebración, no por la actitud de quienes se aplican a menoscabar la enseñanza pública, sino por el encuentro colectivo, una vez más, de quienes sabían que estaban allí por causa noble.... que es uno de los motivos de vida plena y que espero que sigan trasmitiendo a sus alumnos, a pesar de que ahora cobren menos, o les hagan trabajar más, o les incomoden en sus tareas, o muchos de ellos hayan ido al paro.

La manifestación pasa por delante de la imprenta de Juan de la Cuesta
En Antón Martín
La calle Atocha es una calle histórica. En un determinado momento pasamos por delante de donde estuvo la imprenta de Juan de la Cuesta, donde se imprimió el Quijote; más adelante, en la encrucijada de Antón Martín, la nueva iglesia del Salvador y San Nicolás, en donde estuvo el hospital de los locos; y a la derecha, el cine Monumental, el de los viejos conciertos de la época franquista, en donde hacía colas nocturnas la juventud hambrienta de libertad y conocimiento. La historia es lenta y a veces no avanza en línea recta. Debemos de estar en uno de esos momentos tristes de vuelta hacia lo que ya parecía superado.

jueves, 20 de octubre de 2011

Catálogos de Valverde 32



miércoles, 19 de octubre de 2011

Ventana, luz de otoño y estudios nobles

El Retiro, al amanecer, 19 de octubre 2011
ha venido a vivir una chinita
enfrente de mi casa; una ventana
de su piso se ve perfectamente
desde la mía, sin esfuerzo alguno; 

mi rendimiento de trabajo no
está siendo el de siempre –concentrado
en mis asuntos y en mis versos– vaya;
tendré que compartir con la ventana

mis tareas de estudios nobles, serios,
con los que abrumo a mis alumnos cada
vez que peroro con pedantería;
y compartirlos con violeta parra

que gracias a la vida en la ventana
me ha dado tanto que vivir, chinita.




El Conde de Villamediana, Juan de Tassis y Peralta

Protocolos formalizados mediante imprenta para documentos del Conde
Hay que diferenciar los apellidos o la numeración del título condal cuando se habla de Villamediana, el Conde, porque se trata de una familia con ramas que crecen a lo largo de todo el siglo y van dejando posos y recuerdos por todos lados, a la sombra del patriarca del clan, el Duque del Infantado.
Lo que más extrañe quizá sea la diferencia entre lo poco que se sabe de la tormentosa vida del Conde y la secuela de documentos que ha dejado a su alrededor: centenares, así se trate de la difusión de sus poesías o se trate de sus numerosos pleitos, gastos, gestiones y escándalos. La documentación es abrumadora. 
Firma auténtica del Conde de Villamediana (AHPM)
Creo que con la que he recogido hoy por la mañana en el AHPM puedo dar por terminada la recolecta de documentos. Cumple ahora darlos a conocer, de manera sucinta, confrontados con la investigación histórica acerca del Conde (Chiflet, Pinheiro da Vega, Narciso Alonso Cortés, Cotarelo, Rozas, Rosales....) y debidamente leídos, enlazados y justificados.
El final de las pesquisas ha sido la lectura detenida de los títulos de correo mayor  (de comienzos del siglo XVI, por la reina Juana y el Emperador) y todas sus vicisitudes (corroborado por Felipe II en 1556), con las ramificaciones familiares, particularmente en Italia –en el reino de Nápoles. Un documento de agosto de 1616 reproduce todos estos títulos y ramificaciones, y explica con nombres y apellidos la sucesión del título de correo mayor. Todo eso era necesario para que a la muerte en 1607 de primer conde de Villamediana, a quien no le dio tiempo a formalizar el mayorazgo que pensaba constituir con todos sus bienes, el heredero, el Villamediana poeta, Juan de Tassis y Peralta, se encuentra con que las deudas de su padre –de la herencia– son mayores que los bienes vinculados: se habla en el documento de 600.000 ducados, y se acompañan los censos cargados sobre sus bienes. Y se pone con manos a la obra: por un  lado redimir censos, cerrar deudas, arreglar finanzas....; y por otro, darse a todo tipo de lujos, caprichos y compras (también con abundante documentación). Ha otorgado poder en Madrid –en 1616, justo al volver de Italia, el año anterior– para vender el oficio de correo mayor en muchos sitios (Medina del Campo, Palencia, Mérida, Milán....), particularmente en Nápoles –aunque está arrendado– al hijo del Conde de Oñate. Al mismo tiempo, sin embargo, hay que formalizar el mayorazgo, lo que necesita de gestiones sin cuento, la mejor documentada, el expediente de testigos para confirmar que su padre murió sin haber formalizado el mayorazgo, pero que tenía preparado todo el expediente, y eso dicen una decena de personajes cercanos al viejo conde, entre ellos su viejo secretario en Londres, que ahora aparece como "contador" de los bienes del joven conde. Otro de los firmantes es el prestigioso abogado Francisco de la Cueva y Silva, al que Lope y Quevedo, por ejemplo, dedicaron versos.
Declaración de uno de los testigos (el licenciado Bedoya) en la formalización del mayorazgo del
Conde de Villamediana (AHPM)
El caso es que son varios los protocolos que se conservan con cuentas y cuentas y cuentas del Conde de Villamedian, hasta el punto de que hay protocolos enteros –legajos enteros– que desgranan deudas, censos, juros, obligaciones, etc. del Conde en notarías que han impreso la fórmula legal para no tener que escribir decenas de veces lo mismo.
Creo que hacen falta investigadores que tracen la biografía del Conde y trabajen críticamente sobre su vida y su obra.
La mayoría de las ilustraciones, sin pie, fueron obtenidas hace tiempo, años; en tanto que llevan pie las que tienen carácter textual y que serán objeto de exposición posterior, que en este caso proceden del AHPM.